La historia de la Oca es el montaje de títeres que explora un tema delicado pero necesario de acercar al público infantil: la violencia intrtafamiliar. La obra que tuvo su estreno el día de ayer, dirigida por Karina Hurtado y con texto original de Michel Marc Bouchard, se presentará todos los sábados y domingos de septiembre y octubre hasta el 11 de octubre, en el Teatro Experimental (Calzada Independencia S/N. Núcleo Agua Azul).
La obra cuenta con cuatro personas detrás de escena y dos títeres: Mauricio y Tikka, la Oca. Mauricio cobra vida a partir del manejo de Andrea Belén, Nancy Arámbula y Manu García, quien además da voz a Mauricio, y Tikka, a través de Andrés David.
La obra que fue beneficiarios del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA), en la categoría de creadores con trayectoria, cuentan también con el diseño de los títeres por parte de Rita Basulto, artista plástica que se dedica alstop-motion en cine. Luis Manuel Aguilar “Mosco” se encarga del diseño de espacio e iluminación y se integró al proyecto una pieza del Coro de Niños Cantores de Zapopan, al respecto Hurtado comenta que “la obra tiene mucho que ver con el alma de los niños y ellos van a otorgar una carga de esperanza y de dulzura”.
La historia trata sobre la vida de Mauricio, un niño que es golpeado por sus padres y que recurre, como una forma de escape, a historias que están en su imaginación. Es ahí donde, a través del juego, se develan muchas cosas de su realidad. Entre el niño y la oca descubren la amistad, la fidelidad y la traición.
El actor Andrés David comentó que el dramaturgo supo combinar muy bien dos elementos: por un lado, un tema que fuera fuerte y por el otro, que la puesta pudiera ser interesante o divertida para los niños, como espectáculo.
“El personaje de la oca tiene mucho de humor y mucho de inocencia. Ella se confronta con el entendimiento del mundo del niño, de lo esencial de esta sociedad, que tiene que ver mucho con lo que se vive en casa. Tanto la historia de esta oca como el niño tienen su propio pasado que los hace estar juntos. El montaje está llevado de una manera sutil, no es obvio ni agresivo”.
Comenta acerca de la relación de los niños con la violencia y dice que ha escuchado mucho la frase “los niños no son violentos, los violentos son los adultos” y reflexiona:
“En realidad su naturaleza está hecha de estas cuestiones. El círculo familiar hace que ciertos patrones violentos se vuelvan naturales y que se repitan en el ser adulto, lo que hace que no funcionemos como sociedad, por eso es importante reflexionar sobre estos temas a través del arte”.
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